fbpx

El derecho a vivir con dignidad hasta el último instante

Octubre es el mes de los Cuidados Paliativos. Para Casa Khuyana es una oportunidad más para enarbolar la bandera que define nuestra misión: cada niño en su proceso final de vida tiene derecho a recibir cuidados paliativos pediátricos y a estar acompañado por su familia, en un entorno cálido, rodeado de naturaleza. No se trata solo de aliviar el sufrimiento físico, sino de garantizar bienestar, respetar sus deseos, sostener sus emociones y construir la posibilidad real de transitar este proceso con dignidad.

En Casa Khuyana trabajamos todos los días con esta convicción. En una efeméride tan especial como la de este mes, creemos necesario hablar de lo transformador que puede ser acompañar a personas en proceso final de vida. Esto sucede tanto con niños, población del hospice pediátrico, como con personas adultas. 

“Toda la atención fue desde el amor, y eso realmente lo cambia todo. No solo para mi papá (Julio Etchegoyen) sino también para quienes quedamos”, explicó Cris Etchegoyen, la invitada especial del episodio de este mes del ciclo de Instagram lives “Conversaciones desde el Amor”. Su relato recorrió, desde una mirada humana, la experiencia de ser familiar de una persona que recibió un diagnóstico de cáncer en proceso final dos meses antes de su fallecimiento. “Fueron los meses del mundial y los vimos juntos. Lo vimos tomando mate y comiendo el dulce de leche que a él tanto le gustaba”, recordó.

Cris es argentina, consultora en gestión social, y asesora de Casa Khuyana en su desarrollo organizacional. Su testimonio logró traspasar el espacio digital para empatizar con personas que atraviesan o atravesaron duelos, reafirmando que es posible vivir el proceso final de vida,con amor, cuidado y bienestar.

En su caso, lejos de ser un cierre oscuro, los últimos dos meses con su papá fueron tiempo de calidad, de visitas, de charlas yde pequeñas rutinas que los conectaban con la vida.. La intervención del equipo médico que brindó cuidados paliativos en Buenos Aires no solo alivió el sufrimiento físico de Julio, sino que también sostuvo las emociones de toda la familia: pudieron sentirse acompañados, comprendidos y orientados.

Cuando pensamos en los niños que acompañaremos desde Casa Khuyana, encontramos muchas resonancias. Ellos también tienen historias, gustos, miedos, vínculos, juguetes preferidos, hermanos que preguntan, madres y padres que sostienen como pueden. Los cuidados paliativos pediátricos no interrumpen la vida: la honran. Permiten que una familia pueda abrazar, despedirse, celebrar y recordar. Construir desde el amor, memorias que durarán para siempre.

es_ESEspañol