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Empatía y compromiso: el camino de Mónica Pfeiffer en los cuidados paliativos pediátricos

En el corazón del Valle Sagrado de los Incas, en Cusco, Perú, se erige un hogar de amor y cuidados : Casa Khuyana, el primer hospice pediátrico del país y el tercero en toda Latinoamérica. Detrás de esta iniciativa, que brinda contención y atención integral a niños en  proceso final de vida y a sus familias,  se encuentra Mónica Pfeiffer, una mujer cuya pasión y determinación transforman el panorama de los cuidados paliativos pediátricos en el país.

Mónica, quien inició su profesión como comunicadora, decidió redirigir su carrera hacia un propósito más profundo. «Siempre supe que quería contribuir a un cambio, a generar un impacto social, aunque nunca imaginé que el camino me llevaría a ser parte de la creación de un lugar donde el amor y la compasión sean el centro de todo», comparte. Así, se convirtió en tanatóloga, End-of-life Doula, navegadora de pacientes y estudiosa  de los cuidados paliativos pediátricos.

Con la convicción de acompañar a quienes enfrentan momentos difíciles, estar presente, transformar el dolor en amor y contención, es que crea Casa Khuyana, una asociación civil sin fines de lucro dedicada a ofrecer cuidados paliativos y acompañamiento integral, a niños en proceso final de vida, y a sus familias. Hoy, el primer hospice pediátrico de Perú está ultimando detalles para recibir a sus primeros niños, poniendo en funcionamiento un espacio de 3,300 metros cuadrados diseñado para brindar apoyo médico, emocional, social y espiritual, de manera gratuita.

Sin embargo su historia no comienza ahí. Su camino se inició hace casi 20 años con un voluntariado en un hogar para pacientes con cáncer. Más adelante, lideró la apertura de la primera Casa Ronald McDonald en Perú, un hogar para familias con niños en tratamiento médico. A lo largo de los años, cada desafío reforzó su compromiso: no dar la espalda al dolor, sostener a quienes atraviesan la pérdida y validar cada proceso con respeto y empatía, con la certeza de que acompañar en los momentos difíciles, marca una diferencia.

«El verdadero compromiso está en estar ahí, en permitir que cada familia viva su proceso a su propio ritmo, sabiendo que no están solos», reflexiona Mónica.

En un mundo donde las mujeres siguen rompiendo barreras, compartimos su historia como un ejemplo de empoderamiento y liderazgo social. «Las mujeres tenemos una capacidad inmensa de transformar la realidad, de ver más allá de lo evidente y de sostener en los momentos más duros», afirma. Su labor no solo ha impactado en la vida de muchas familias, sino que también ha inspirado a otras personas a unirse a la misión de Casa Khuyana.

En el marco del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, Mónica Pfeiffer nos recuerda que la empatía y el compromiso social son fuerzas capaces de cambiar el mundo. Su historia no solo inspira, sino que abre camino para que más mujeres descubran el impacto que pueden generar cuando transforman su pasión en acción.

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