Los cuidados paliativos pediátricos se centran en mejorar la calidad de vida de los niños que atraviesan situaciones de salud críticas y su entorno cercano. A través de un enfoque integral, estos cuidados no solo buscan aliviar el sufrimiento físico, sino que también proporcionan apoyo emocional, psicológico, social y espiritual, tanto individual como del conjunto de la familia, fundamental en la cultura peruana, donde los lazos comunitarios son muy importantes.
“Queremos que los niños que se encuentran en este trayecto tan trascendental de sus vidas se sientan acompañados y cuidados. Velar por su integridad física y emocional es sinónimo de su salud”, afirmó Mónica Pfeiffer, fundadora y directora general de Casa Khuyana, la asociación civil sin fines de lucro que ha construido el primer hospice pediátrico de Perú y el tercero de Latinoamérica.
La integración de los cuidados paliativos en el sistema de salud peruano es crucial. Permite aliviar el sufrimiento innecesario, abordar la creciente carga de enfermedades crónicas y asegurar que todas las familias, sin importar su situación económica, tengan acceso a una atención digna y de calidad. Desde una perspectiva política, la decisión permite reducir intervenciones hospitalarias extensas e invasivas en pacientes que ya no responden a procesos curativos.
Casa Khuyana cuenta con un Comité Técnico conformado por un equipo profesional y multidisciplinario, especializado en cuidados paliativos pediátricos, que entienden la importancia de ofrecer la mejor calidad de vida posible a todos los niños en cada momento. Frente a un diagnóstico médico terminal, la misión es promover el bienestar y la mayor normalidad posible. Por sus características, este hospice pediátrico representa un modelo pionero que puede replicarse en otras áreas del país y la región, para promover un sistema de salud más equitativo y con perspectiva integral de derechos.